Un buen ejercicio es el cardiovascular
y unos ejemplo de esto es correr, nadar o hacer ciclismo; acelera el ritmo cardíaco fortaleciendo el corazón y aumentando el rendimiento del cuerpo.
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Cuando se hace actividad física se activa la circulación sanguínea, de forma que los órganos funcionan mejor, el oxígeno llega a todas las células, y eliminamos más toxinas y durante el ejercicio las arterias se ensanchan adaptándose a las necesidades del cuerpo, reduciendo el riesgo de sufrir infartos cardíacos o cerebrales.
El ejercicio de resistencia por un ejemplo de esto es el
levantamiento de pesas, nos permite ejercitar articulaciones, tendones, ligamentos
y huesos, aumentando en fuerza y estructura. Nuestro cuerpo se adapta a los
esfuerzos físicos y se desarrolla conforme a la intensidad de la actividad,
pero lo que no hay que olvidar es que si dejamos de ejercitarnos, el cuerpo
vuelve a perder la fuerza y masa muscular ganada.
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